¡Y llegó!...
La hora del Adiós
Han
pasado los días, ya diez días, desde la última vez que me llamó. Después de esa
llamada, me quedo claro que todo se acabó. Aunque yo, aún atesoraba la ilusión,
que fuera solamente un malentendido, que antes de partir a Barcelona me llamaría,
para disculparse e intentar hacer bien las cosas. Eso es, lo que más me molesta,
lo odio por eso ¿Qué le costaba decirme “Cásate conmigo”? ¿Podríamos hacer una
nueva vida en Barcelona? pero no, todo al revés, cada día que pasa me cuesta
más levantarme de mi cama, en las noches parezco búho, sin lograr pegar los
ojos por mucho rato. Lo bueno, fue que Michelle, les contó a nuestras amigas lo
que pasó con mi Benji, así que no tuve que contar la historia otra vez ¡Ay! tan
lindas mis amigas, cada día me envían memes de ánimo, chiste, videos tiernos o
graciosos, todo para que yo sonría. La verdad es que los dejo en visto porque no
me interesan.
Mi
mamá quiso venir a quedarse unos días conmigo, para que yo no estuviera sola,
triste y desolada. Ni que fuera una loca maniaca depresiva, que solo quiere
saltar por el balcón. Le dije que ¡No! estoy mal, pero, no es para tanto. No sé,
si se tranquilizó, porque me llama muchas veces al día.
He
decidido ir a terreno lo más posible para despejarme y ver algo distinto, a las
paredes que día a día me acompañan.
Me
quedan cuatro días, tengo cuatro días de esperanza, quisiera mover el tiempo o todo
el infinito para solucionar este problema…
Laura…Laura ¡Eh, Laura! Vamos, no es tan
difícil, mírame – era Michelle, que no me dejaba estar en mi mundo Lauristico –
¿Qué? – respondí molesta –
Mira lo que te traigo ¡Mmm! mira por aquí o
tal vez por acá, quizás aquí – decía sin parar –
¡Ya, basta! deja de molestarme, dime ¿A qué
viniste? o te vas a molestar a alguien que tenga ganas de escuchar estupideces.
¡Huy! que humor él tuyo, creo que esto de
la soltería te tiene bien wueona.
Ya, sin grosería por favor.
¡Ay! ¿Qué sensible que estás?
Por favor Michelle, dime que pasa, que
tienes ahí – se lo dije con el mejor tono que pude, para que no sintiera que
solo quería deshacerme de él –
Mira Laurita, tengo los mejores prospectos
para que remplacen a ese mal educado de Benjamín, mira... Mira, hay unos muy
guapos ¿Si quieres te hago un perfil en alguna página de citas?
Michelle, Benjamín, todavía no se va del
país. En otras palabras, el cuerpo aún no se enfría. Y tú ya quieres que yo lo
reemplace, además recuerda que estuve muchos años con él y como mi Benji, no
hay ninguno…
¡Menos mal!
... Así que por favor no me atosigues con
eso ¡Por favor! estoy sufriendo... – le dije, colocando cara de “Para, por
favor” –
¡Porque quieres no más! si yo fuera tú...
Pero no lo eres, así que basta, háblame de
los permisos municipales, de que constructora va a realizar el proyecto
Almanaque, o que sé yo, mientas sea de trabajo, yo feliz te escucho – propuse –
Hay Laura, si yo fuera hetero... – ¡Uf!
Seguía, porque no me entiende –
Basta, ni eres hetero, ni eres yo, ni eres
bi, ni eres nada más, solo eres tú... Por favor, hablemos de trabajo.
📠¡Laura!
– era Alisa, por el teléfono de la oficina – ¡El señor Armando Cabezas viene
hoy a las 15 horas!
¡No! Cámbialo para la otra semana – supliqué
–
Ya es la tercera vez, que le cambias la reunión...
– comentó Alisa –
Dile que, Tamara, lo atenderá ¡Por favor!
No aceptó, solo quiere que tú lo atiendas ya
no va a aceptar más cambios de hora – respondió Alisa –
¡Mierda! – exclamé, miré a Michelle – ¡Más
encima tengo que atender a este viejo verde! ¡No tengo ganas de escuchar!... que
me abra, al abanico de hombres que existen en esta ciudad, porque solo me
importa uno ¿Está claro Michelle? Ahora ¿Te puedes quedarte conmigo, para esta misión
necesito alguien que me sirva de distracción? – le pregunté con ojitos de gato –
Linda, con esos ojos de miel, me es casi
imposible decirte que No, pero has sido muy desagradable, desde que vine a
verte. Por eso me voy, Adiós ¡Que te diviertas! –se paró y se fue, dejándome
sola –
¡Uf!
al menos se fue, retomando me quedan cuatro días ¿Qué puedo hacer para que mi Benji,
reaccioné? y me pida perdón…
¡Laura! – era Alisa – ¡Tenemos un problema
con la cuenta de los Velásquez!
¿Ahora qué? ¿Por qué no me dejan tranquila
un rato?
¡Lo siento Laura! no quería molestarte,
pero hay muchas cosas pendientes y necesitan solución.
Ahora ¡Yo soy HELP! para todo. Tengo mis propios problemas –
seguía reprochándole, en realidad estaba bastante molesta, irritada, tenía
sueño, cansancio y solo quería volver a un mes atrás – Ya, dime Alana ¿Cuál es
el problema con los Velásquez?
Lo siento, Laura, me imagino que estás mal.
Sí hasta, te olvidaste de mi nombre, intentaré de mover las citas, que viene
después de don Armando, para que te vayas a tu casa. Tal vez deberías pedir
vacaciones, para que descanses – me respondió, la muy descarada –
⌚12:01
⌚12:02
⌚12:03
⌚12:03
⌚12:04
⌚12:05
📠 ¡Alisa! Podrías llamar
a don Armando y adelantarlo para las 13 horas, porque los minutos, no quieren
avanzar y de aquí a las 15 horas me volveré loca.
¡Voy a intentarlo! – La verdad que siempre
ha sido muy eficiente no es justo, que descargue mi ira con ella o con
Michelle, que solo quieren ayudarme – ¡Sí! don Armando aceptó – me informó Alisa
–
Tengo
que esperar a las 13 horas... Los minutos no avanzaban, ni dibujar me ayuda en
este momento. Creó que han sido los 50 minutos más largos de mi vida. Ahora
entiendo eso de la relatividad de Einstein... ¡Al fin! llegó don Armando
¡Maldición! Llegó con una caja grande de chocolates y un par de entrada para ir
a una función de teatro.
¡Don Armando! No soy buena compañía para
nadie – le expuse – Vaya con su señora o alguna otra mujer que tenga por ahí.
¡Mi Laurita! después de conocerte, ninguna
mujer me importa…
No significa que este solo.
¡No mijita! Terminé con todas las mujeres, que
existían en mi vida, ninguna es como tú.
¡Don Armando! Soy una mujer comprometida –
le indiqué, para que dejará de fastidiarme –
Laura, no quieras engañarme, sé muy bien
que Benjamín, terminó contigo. Ya no hay impedimentos, para que aceptes.
¡Don Armando! Mi vida privada, es eso ¡Privada!
No tengo porque discutirla con usted, quien podría ser mi padre, más bien mi
abuelo – le indiqué casi en tono de grito –
¡Caramba! Me habían dicho que estás
irritable, explosiva y así, más me gustas – dijo, el muy viejo verde –
¡Don Armando! Si usted quiere que yo sea su
arquitecta, en este u otro proyecto, es solo para eso ¡Trabajo!
¡Tranquila mijita!...
¡Ve! – le dije, levantando los brazos señalándolo
– Hasta habla como mi abuelito. No sé, que tipo de mujeres está usted
acostumbrado a tratar, pero yo soy una mujer adulta, que se hace respetar. No
necesito andar chupando pelotas para conseguir mi reputación. Así que se lo
recalco ¿Quiere mis servicios de arquitecta? ¿Si o no? – dije en tono
inquisidor –
Laurita, no es necesario que te pongas en
ese plan.
Don Armando, soy una mujer paciente, pero
no wueona. Mucho menos una puta que se vende en la calle, así que me respeta o
me respeta. Le agradezco sus regalos. Los cuales no necesito. Usted no me va a
conquistar, ni con unos chocolates, ni con nada. Tercera y última vez que se lo
preguntó ¿Quieres contratar mis servicios de arquitecta? ¿Si o no?
Está bien Laurita.
Laura, me llamo Laura, y todo el mundo me
llama por mi nombre. Espero que sea verdad lo que dice. Espero no volver a
vivir una situación como esta, o me veré en la obligación de levantar una
denuncia por acoso.
Está bien Laura. Quiero que tú seas mi
arquitecta, me gusta tu trabajo y tú dedicación a este.
Después de esto, la reunión fue
normal, como las demás reuniones. Al irse me quede pensando ¡Que chingada! ¿Por
qué tengo que aguantar tipos como este? No lograba entender, como antes podía
lidiar con él. Si en los minutos que lo esperé, fueron largos, los minutos que
duró la reunión con él, fueron eterno, juro que fueron más de dos siglos.
¡Libre
soy, libre soy! Me fui a mi apartamento, entre permanecí un minuto parada
mirando todo y me fui, simplemente a caminar, a pensar... que pasaba si iba
donde mi Benji, y le dijera que lo amo, que sí me quiero ir con él. Me dispuse
a caminar con rumbo a su trabajo. Mientras caminaba, iba viendo parejas, que
disfrutaban de la vida, niños que jugaban con sus padres, todo lo que quería
vivir con mi Benji. En un intervalo vi un auto parecido al de Benji, del cual
se bajaba una mujer joven, pensé que tal vez era su pareja, pero en la siguiente
esquina vi como recogía a otra mujer, “Que mal parido” pensé, que tal, si mi
Benji, está igual que ese tipo, ahora que no está conmigo... Los fantasmas
invadían mi cabeza, me torturaban a cada segundo, yo solo quería encontrar una
solución, pero cada paso que más me acercaba a él, mi cabeza más se alejaba. Y
no pude más, me detuve a una cuadra de su edificio y me quedé ahí mirando, la
nada, veía sin ver, sentía como me mimetizaba con la ciudad y me perdía, más aún
en esa esquina ¡Eres una cobarde! Comenzó a resonar en mi cabeza ¡Eres una
cobarde! Solo tienes que tomar tu teléfono y llamarlo, decirle que te vas a ir con
él ¡Eres una cobarde! Te quedas parada, mientras él se aleja de ti ¡Eres una
cobarde! Si te... ¡Basta! – grité – Y me eché a correr, no llevaba zapatillas,
pero aun así corría como si fuera el fin del mundo y de correr dependiera mi
supervivencia, llegué a mi apartamento, me metí en mi cama tapándome hasta la
cabeza, comencé a contar número, solo para dejar de pensar, no sé en qué número
me dormí, pero ya era de madrugada cuando desperté, en ese instante parecía que
todo estaba bien, que nada malo iba a pasar... De repente recordé que me
quedaban tres días, antes que se fuera. Aún confiaba en él, así que decidir
esperar, sabía que me iba a buscar, si al final me ama, no va a ser capaz de
dejarme aquí, sin él.
Reporte del día 3 antes que se vaya.
Nada, ninguna novedad. Ni señales de
vida.
Reporte del día 2 antes que se vaya.
Nada, pero yo sé, que me va a venir
a buscar.
Reporte del día 1 antes que se vaya.
Nada, ahora sí encuentro tentadora
la acera, que está debajo de mi balcón.
Reporte final ¡Hoy es el día de su partida!
Todos mis
conocidos, me preguntaron en persona o por WhatsApp, si yo iba a ir a
despedirlo al aeropuerto, a todos les dije que “No”. A misma me decía “No vas a
ir, siempre digna”. Pero por otro lado me decía: “Sí, tienes que ir”. Alisa,
entró en mi oficina y me dio un papel, donde estaba anotado el vuelo y a la
hora que se iba a ir.
Sé, qué harás lo que dicte tu corazón – dijo –
Lo tomé y lo
arrugué, tuve la intención de botarlo a la basura, pero me contuve, lo vi, mire
mi reloj y aún tenía tiempo, para ir detrás de él, tal vez podría comprarme un
pasaje he irme con él, lo medité por más de 15 largos minutos. Resolví que ¡Sí,
me voy a ir con él! No hoy. Pero le voy a contar que no quiero perderlo. Le
dije a Alisa, que me pidiera un taxi, para el aeropuerto.
El chofer era
un poco conversador, yo no tenía ganas de conversar, solo quería que se fuera
volando al aeropuerto para lograr hablar con mi amor.
¿Va a un viaje corto? – dijo el chofer –
No – dije mirando hacia afuera –
Ha hecho calor estos días.
Eso creo – dije, unos minutos más tardes –
¿Conoce muchos países?
No, la verdad no.
Yo siempre he querido viajar fuera del país, pero cada vez que
tengo el dinero, por uno u otro motivo, no logro viajar la última vez, fue
porque mi novia me dijo que íbamos a ser papás. Me vi en la necesidad de gastar
ese dinero en el bebé.
¡Sabe! No quiero ser descortés, pero voy al aeropuerto por mi
novio…
¿Viene del extranjero?
No es, al contrario, hoy se va del país y quiero ir a decirle
que lo amo y no quiero vivir sin él, que no concibo mi vida sin él. Disculpé,
pero no tengo otro pensamiento más que él.
La manía de las mujeres, de dejar todo para última hora. Mi
mujer siempre supo que yo quería viajar el extranjero, pero no, tuvo que
esperar hasta que yo tuviera todo el dinero reunido, ya sabía hasta a donde iba
a viajar. Fíjese usted, que hasta los panoramas tenía contemplados. Solo le
faltó, que yo tuviera comprado los pasajes, para que ella viniera a decirme que
estaba embarazada.
Por favor, puede concentrarse en el camino y manejar lo más
rápido posible. Si quiere le pago el doble por la carrera. Solo me interesa
llegar al aeropuerto antes que él llegué a la aérea de embarque – señalé, esta
vez se preocupó de conducir y se le quitó la conversadera –
Llegamos al
aeropuerto yo estaba muy nerviosa, mi corazón palpitante, estaba tan agitado,
que no me dejaba escuchar a mi lógica, para saber qué hacer. Inhale y exhale,
varias veces hasta que logré controlar esa emoción desbordante, revisé mi reloj,
aún tenía bastante tiempo para encontrarlo. Tomé mi teléfono, lo llamé. No
estaba disponible. Lo intenté otra vez, fue el mismo resultado. Busqué en el
área check–in, tal vez aun no validaba la documentación. Pero, ahí no estaba,
intentaba ver si estaba su mamá o algún familiar, pero nada, quería llamarlo
por altoparlante, pero creo que es ilegal. lo busqué sin cesar. Fui a
informaciones y no obtuve resultados, volví a llamarlo y nada. Solo quiero
verlo, decirle que lo amo, que lo necesito, que voy a deja todo y para irme con
él, aunque fuera a la China.
Tal vez estaba
en el aeropuerto equivocado, o mejor aún se arrepintió se va a quedar... En eso
comenzó a sonar mi celular, era Alisa, que me dice “Que hablo con la secretaria
de Benjamín, y él decidió viajar anoche, que de nada me servía buscarlo, porque
no iba a aparecer. Que ya estaba en Barcelona”.
Ahora sí, me voy
a morir, ahora si mi vida se acabó, sentía que me ahogaba, ya no sirve que
compré un vuelo, si estaba claro, que yo no le hacía falta como él me aseguró,
esa noche. Tengo que poder vivir sin él... “Siempre digna, levanta la frente y
camina erguida”, era una mezcla entre mi voz interna y mi madre que hablan en
mi cabeza. Tomé un taxi a la salida, cuando él chofer me consultó para donde
iba, yo le indiqué la dirección de mi edificio. En el trayecto pasamos por un
Home Centers. Le pedí al chofer que se devolviera, que necesitaba comprar algo.
Antes de bajarme le supliqué que me esperará, que no apagará el... Esa cosa que
dice cuánto vale el viaje, yo le iba a pagar el monto que saliera. Que solo iba
por un par de bolsas para la basura y volvía para continuar con la ruta inicial.
Y esa, era Mi intención, solo comprar un paquete de bolsas para basura. Pero, pasé
por el pasillo de herramientas y no me contuve, eché un martillo, una sierra
eléctrica, un plástico protector, unos galones de pintura, me fui al pasillo de
menaje para cambiar la loza, seguí recorriendo el lugar para tomar un paquete
de ropa de cama, hasta la cortina del baño. No sé cómo, terminé con tantas
cosas en el carro ¡Ah! Cierto, me faltan las bolsas de basura. Él taxista aún me
esperaba, había entrado a la tienda, para verificar si todavía estaba ahí o era
una estrategia para no pagar la carrera. Al salir y llegar a su automóvil
tuvimos que acomodar mis compras, casi nos faltó espacio para que todo cupiese.
Entró todo, no sé cómo, pero cupo mi arrebato. Cuando llegamos a mi edificio, él
chofer me ayudó a subir las cosas a mi apartamento. Fue muy buena onda, por eso
se lo ganó, una generosa propina.
Llamé a María,
que era mi nana, de hace mil años. le pedí que viniera urgente, que necesitaba
su ayuda. Cuando llegó me ayudó a sacar la ropa del Benjamín, ni era tanto
tampoco, si con suerte los fines de semanas se quedaba conmigo, era muy raro
que viniera en la semana, siempre tenía una excusa para no venir o para irse.
Después de recordar eso, con más ganas decidí recuperar mi hogar, le di todo lo
que me recordaba a él. La verdad tuve que llamar a un camión de la empresa,
para que se la llevaran todas las cosas a la casa de María, lo único que dejé
fueron las cosas que tengo en mi mini–oficina, que tengo instalada en una de
las habitaciones. Se llevó la cama, el comedor, los sofás, el comedor, la ropa
de cama, los cuadros... la encimera de la cocina ¡Puta! no pudo llevársela, es muy
complicado sacarla. Pero, si no fuera por eso, yo habría gozado, mirando como
la sacaban. Porque es, el lugar que en ocasiones remplazaba a la cama. Muchas veces
la ocupamos para hacer el amor ¿El amor? ahora me resulta un chiste.
Al final hice
lo que él quería, regalar mis cosas, pero no fue por irme con él, sino por la
rabia que me provocaban ver esos objetos, me hacen recordarlo. Cuando terminaron
de sacar las cosas, comencé a pintar, hace años que no hacía esto. Se sentía
reconfortante, en cada brochazo intentaba borrarlo de mi vida, al igual que él lo
hizo conmigo. Sí, era neto y puro despecho, de sentir que todas sus palabras
solo eran mentira, esa noche dormí en el suelo, mirando el cielo de mi
apartamento llegue a pensar que lo debería vender e irme a otro, uno nuevo
donde nada me recordara a él, pero resolví, que no, que yo era fuerte, que podría
hacerlo, podría vivir ahí sin él.
Al día
siguiente me dolía todo, literalmente todo. Creo eso sí, que mi dolor emocional
era muchas veces peor que mi dolor corporal, por haber dormido en el suelo. Me
fui al gym, parece que toda la gente había desaparecido junto con él o yo me
había vuelto ciega. Una vez en la oficina intenté mantenerme firme, aparentar,
que había dado vuelta la página, junto con Michelle y Alisa, elegimos nuevos
muebles, mandé unos maestros a hacer unas modificaciones a mi apartamento, los
cuales se van a demorar una semana. Así que decidí irme a la casa de mis padres.
Mi mamá estaba feliz, al fin su bebé volvía a casa, yo le dije que no se
hiciera ilusiones que solo era pasajero por un par de días.