martes, 9 de octubre de 2018

Capítulo 2 Libro Mi Pequeña... La Domadora de Delfín




¡Y llegó!...

La hora del Adiós




            Han pasado los días, ya diez días, desde la última vez que me llamó. Después de esa llamada, me quedo claro que todo se acabó. Aunque yo, aún atesoraba la ilusión, que fuera solamente un malentendido, que antes de partir a Barcelona me llamaría, para disculparse e intentar hacer bien las cosas. Eso es, lo que más me molesta, lo odio por eso ¿Qué le costaba decirme “Cásate conmigo”? ¿Podríamos hacer una nueva vida en Barcelona? pero no, todo al revés, cada día que pasa me cuesta más levantarme de mi cama, en las noches parezco búho, sin lograr pegar los ojos por mucho rato. Lo bueno, fue que Michelle, les contó a nuestras amigas lo que pasó con mi Benji, así que no tuve que contar la historia otra vez ¡Ay! tan lindas mis amigas, cada día me envían memes de ánimo, chiste, videos tiernos o graciosos, todo para que yo sonría. La verdad es que los dejo en visto porque no me interesan.

            Mi mamá quiso venir a quedarse unos días conmigo, para que yo no estuviera sola, triste y desolada. Ni que fuera una loca maniaca depresiva, que solo quiere saltar por el balcón. Le dije que ¡No! estoy mal, pero, no es para tanto. No sé, si se tranquilizó, porque me llama muchas veces al día.

            He decidido ir a terreno lo más posible para despejarme y ver algo distinto, a las paredes que día a día me acompañan.

            Me quedan cuatro días, tengo cuatro días de esperanza, quisiera mover el tiempo o todo el infinito para solucionar este problema…

Laura…Laura ¡Eh, Laura! Vamos, no es tan difícil, mírame – era Michelle, que no me dejaba estar en mi mundo Lauristico –

¿Qué? – respondí molesta –

Mira lo que te traigo ¡Mmm! mira por aquí o tal vez por acá, quizás aquí – decía sin parar –

¡Ya, basta! deja de molestarme, dime ¿A qué viniste? o te vas a molestar a alguien que tenga ganas de escuchar estupideces.

¡Huy! que humor él tuyo, creo que esto de la soltería te tiene bien wueona.

Ya, sin grosería por favor.

¡Ay! ¿Qué sensible que estás?

Por favor Michelle, dime que pasa, que tienes ahí – se lo dije con el mejor tono que pude, para que no sintiera que solo quería deshacerme de él –

Mira Laurita, tengo los mejores prospectos para que remplacen a ese mal educado de Benjamín, mira... Mira, hay unos muy guapos ¿Si quieres te hago un perfil en alguna página de citas?

Michelle, Benjamín, todavía no se va del país. En otras palabras, el cuerpo aún no se enfría. Y tú ya quieres que yo lo reemplace, además recuerda que estuve muchos años con él y como mi Benji, no hay ninguno…

¡Menos mal!

... Así que por favor no me atosigues con eso ¡Por favor! estoy sufriendo... – le dije, colocando cara de “Para, por favor” –

¡Porque quieres no más! si yo fuera tú...

Pero no lo eres, así que basta, háblame de los permisos municipales, de que constructora va a realizar el proyecto Almanaque, o que sé yo, mientas sea de trabajo, yo feliz te escucho – propuse –

Hay Laura, si yo fuera hetero... – ¡Uf! Seguía, porque no me entiende –

Basta, ni eres hetero, ni eres yo, ni eres bi, ni eres nada más, solo eres tú... Por favor, hablemos de trabajo.

📠¡Laura! – era Alisa, por el teléfono de la oficina – ¡El señor Armando Cabezas viene hoy a las 15 horas!

¡No! Cámbialo para la otra semana – supliqué –

Ya es la tercera vez, que le cambias la reunión... – comentó Alisa –

Dile que, Tamara, lo atenderá ¡Por favor!

No aceptó, solo quiere que tú lo atiendas ya no va a aceptar más cambios de hora – respondió Alisa –

¡Mierda! – exclamé, miré a Michelle – ¡Más encima tengo que atender a este viejo verde! ¡No tengo ganas de escuchar!... que me abra, al abanico de hombres que existen en esta ciudad, porque solo me importa uno ¿Está claro Michelle? Ahora ¿Te puedes quedarte conmigo, para esta misión necesito alguien que me sirva de distracción? – le pregunté con ojitos de gato –

Linda, con esos ojos de miel, me es casi imposible decirte que No, pero has sido muy desagradable, desde que vine a verte. Por eso me voy, Adiós ¡Que te diviertas! –se paró y se fue, dejándome sola –

            ¡Uf! al menos se fue, retomando me quedan cuatro días ¿Qué puedo hacer para que mi Benji, reaccioné? y me pida perdón…

¡Laura! – era Alisa – ¡Tenemos un problema con la cuenta de los Velásquez!

¿Ahora qué? ¿Por qué no me dejan tranquila un rato?

¡Lo siento Laura! no quería molestarte, pero hay muchas cosas pendientes y necesitan solución.

Ahora ¡Yo soy HELP! para todo. Tengo mis propios problemas – seguía reprochándole, en realidad estaba bastante molesta, irritada, tenía sueño, cansancio y solo quería volver a un mes atrás – Ya, dime Alana ¿Cuál es el problema con los Velásquez?

Lo siento, Laura, me imagino que estás mal. Sí hasta, te olvidaste de mi nombre, intentaré de mover las citas, que viene después de don Armando, para que te vayas a tu casa. Tal vez deberías pedir vacaciones, para que descanses – me respondió, la muy descarada –

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📠 ¡Alisa! Podrías llamar a don Armando y adelantarlo para las 13 horas, porque los minutos, no quieren avanzar y de aquí a las 15 horas me volveré loca.

¡Voy a intentarlo! – La verdad que siempre ha sido muy eficiente no es justo, que descargue mi ira con ella o con Michelle, que solo quieren ayudarme – ¡Sí! don Armando aceptó – me informó Alisa –

            Tengo que esperar a las 13 horas... Los minutos no avanzaban, ni dibujar me ayuda en este momento. Creó que han sido los 50 minutos más largos de mi vida. Ahora entiendo eso de la relatividad de Einstein... ¡Al fin! llegó don Armando ¡Maldición! Llegó con una caja grande de chocolates y un par de entrada para ir a una función de teatro.

¡Don Armando! No soy buena compañía para nadie – le expuse – Vaya con su señora o alguna otra mujer que tenga por ahí.

¡Mi Laurita! después de conocerte, ninguna mujer me importa…

No significa que este solo.

¡No mijita! Terminé con todas las mujeres, que existían en mi vida, ninguna es como tú.

¡Don Armando! Soy una mujer comprometida – le indiqué, para que dejará de fastidiarme –

Laura, no quieras engañarme, sé muy bien que Benjamín, terminó contigo. Ya no hay impedimentos, para que aceptes.

¡Don Armando! Mi vida privada, es eso ¡Privada! No tengo porque discutirla con usted, quien podría ser mi padre, más bien mi abuelo – le indiqué casi en tono de grito –

¡Caramba! Me habían dicho que estás irritable, explosiva y así, más me gustas – dijo, el muy viejo verde –

¡Don Armando! Si usted quiere que yo sea su arquitecta, en este u otro proyecto, es solo para eso ¡Trabajo!

¡Tranquila mijita!...

¡Ve! – le dije, levantando los brazos señalándolo – Hasta habla como mi abuelito. No sé, que tipo de mujeres está usted acostumbrado a tratar, pero yo soy una mujer adulta, que se hace respetar. No necesito andar chupando pelotas para conseguir mi reputación. Así que se lo recalco ¿Quiere mis servicios de arquitecta? ¿Si o no? – dije en tono inquisidor –

Laurita, no es necesario que te pongas en ese plan.

Don Armando, soy una mujer paciente, pero no wueona. Mucho menos una puta que se vende en la calle, así que me respeta o me respeta. Le agradezco sus regalos. Los cuales no necesito. Usted no me va a conquistar, ni con unos chocolates, ni con nada. Tercera y última vez que se lo preguntó ¿Quieres contratar mis servicios de arquitecta? ¿Si o no?

Está bien Laurita.

Laura, me llamo Laura, y todo el mundo me llama por mi nombre. Espero que sea verdad lo que dice. Espero no volver a vivir una situación como esta, o me veré en la obligación de levantar una denuncia por acoso.

Está bien Laura. Quiero que tú seas mi arquitecta, me gusta tu trabajo y tú dedicación a este.

            Después de esto, la reunión fue normal, como las demás reuniones. Al irse me quede pensando ¡Que chingada! ¿Por qué tengo que aguantar tipos como este? No lograba entender, como antes podía lidiar con él. Si en los minutos que lo esperé, fueron largos, los minutos que duró la reunión con él, fueron eterno, juro que fueron más de dos siglos.

            ¡Libre soy, libre soy! Me fui a mi apartamento, entre permanecí un minuto parada mirando todo y me fui, simplemente a caminar, a pensar... que pasaba si iba donde mi Benji, y le dijera que lo amo, que sí me quiero ir con él. Me dispuse a caminar con rumbo a su trabajo. Mientras caminaba, iba viendo parejas, que disfrutaban de la vida, niños que jugaban con sus padres, todo lo que quería vivir con mi Benji. En un intervalo vi un auto parecido al de Benji, del cual se bajaba una mujer joven, pensé que tal vez era su pareja, pero en la siguiente esquina vi como recogía a otra mujer, “Que mal parido” pensé, que tal, si mi Benji, está igual que ese tipo, ahora que no está conmigo... Los fantasmas invadían mi cabeza, me torturaban a cada segundo, yo solo quería encontrar una solución, pero cada paso que más me acercaba a él, mi cabeza más se alejaba. Y no pude más, me detuve a una cuadra de su edificio y me quedé ahí mirando, la nada, veía sin ver, sentía como me mimetizaba con la ciudad y me perdía, más aún en esa esquina ¡Eres una cobarde! Comenzó a resonar en mi cabeza ¡Eres una cobarde! Solo tienes que tomar tu teléfono y llamarlo, decirle que te vas a ir con él ¡Eres una cobarde! Te quedas parada, mientras él se aleja de ti ¡Eres una cobarde! Si te... ¡Basta! – grité – Y me eché a correr, no llevaba zapatillas, pero aun así corría como si fuera el fin del mundo y de correr dependiera mi supervivencia, llegué a mi apartamento, me metí en mi cama tapándome hasta la cabeza, comencé a contar número, solo para dejar de pensar, no sé en qué número me dormí, pero ya era de madrugada cuando desperté, en ese instante parecía que todo estaba bien, que nada malo iba a pasar... De repente recordé que me quedaban tres días, antes que se fuera. Aún confiaba en él, así que decidir esperar, sabía que me iba a buscar, si al final me ama, no va a ser capaz de dejarme aquí, sin él.



Reporte del día 3 antes que se vaya.


            Nada, ninguna novedad. Ni señales de vida.

Reporte del día 2 antes que se vaya.


            Nada, pero yo sé, que me va a venir a buscar.

Reporte del día 1 antes que se vaya.


            Nada, ahora sí encuentro tentadora la acera, que está debajo de mi balcón.

Reporte final ¡Hoy es el día de su partida!


            Todos mis conocidos, me preguntaron en persona o por WhatsApp, si yo iba a ir a despedirlo al aeropuerto, a todos les dije que “No”. A misma me decía “No vas a ir, siempre digna”. Pero por otro lado me decía: “Sí, tienes que ir”. Alisa, entró en mi oficina y me dio un papel, donde estaba anotado el vuelo y a la hora que se iba a ir.

Sé, qué harás lo que dicte tu corazón – dijo –

            Lo tomé y lo arrugué, tuve la intención de botarlo a la basura, pero me contuve, lo vi, mire mi reloj y aún tenía tiempo, para ir detrás de él, tal vez podría comprarme un pasaje he irme con él, lo medité por más de 15 largos minutos. Resolví que ¡Sí, me voy a ir con él! No hoy. Pero le voy a contar que no quiero perderlo. Le dije a Alisa, que me pidiera un taxi, para el aeropuerto.

            El chofer era un poco conversador, yo no tenía ganas de conversar, solo quería que se fuera volando al aeropuerto para lograr hablar con mi amor.

¿Va a un viaje corto? – dijo el chofer –

No – dije mirando hacia afuera –

Ha hecho calor estos días.

Eso creo – dije, unos minutos más tardes –

¿Conoce muchos países?

No, la verdad no.

Yo siempre he querido viajar fuera del país, pero cada vez que tengo el dinero, por uno u otro motivo, no logro viajar la última vez, fue porque mi novia me dijo que íbamos a ser papás. Me vi en la necesidad de gastar ese dinero en el bebé.

¡Sabe! No quiero ser descortés, pero voy al aeropuerto por mi novio…

¿Viene del extranjero?

No es, al contrario, hoy se va del país y quiero ir a decirle que lo amo y no quiero vivir sin él, que no concibo mi vida sin él. Disculpé, pero no tengo otro pensamiento más que él.

La manía de las mujeres, de dejar todo para última hora. Mi mujer siempre supo que yo quería viajar el extranjero, pero no, tuvo que esperar hasta que yo tuviera todo el dinero reunido, ya sabía hasta a donde iba a viajar. Fíjese usted, que hasta los panoramas tenía contemplados. Solo le faltó, que yo tuviera comprado los pasajes, para que ella viniera a decirme que estaba embarazada.

Por favor, puede concentrarse en el camino y manejar lo más rápido posible. Si quiere le pago el doble por la carrera. Solo me interesa llegar al aeropuerto antes que él llegué a la aérea de embarque – señalé, esta vez se preocupó de conducir y se le quitó la conversadera –

            Llegamos al aeropuerto yo estaba muy nerviosa, mi corazón palpitante, estaba tan agitado, que no me dejaba escuchar a mi lógica, para saber qué hacer. Inhale y exhale, varias veces hasta que logré controlar esa emoción desbordante, revisé mi reloj, aún tenía bastante tiempo para encontrarlo. Tomé mi teléfono, lo llamé. No estaba disponible. Lo intenté otra vez, fue el mismo resultado. Busqué en el área check–in, tal vez aun no validaba la documentación. Pero, ahí no estaba, intentaba ver si estaba su mamá o algún familiar, pero nada, quería llamarlo por altoparlante, pero creo que es ilegal. lo busqué sin cesar. Fui a informaciones y no obtuve resultados, volví a llamarlo y nada. Solo quiero verlo, decirle que lo amo, que lo necesito, que voy a deja todo y para irme con él, aunque fuera a la China.

            Tal vez estaba en el aeropuerto equivocado, o mejor aún se arrepintió se va a quedar... En eso comenzó a sonar mi celular, era Alisa, que me dice “Que hablo con la secretaria de Benjamín, y él decidió viajar anoche, que de nada me servía buscarlo, porque no iba a aparecer. Que ya estaba en Barcelona”.

            Ahora sí, me voy a morir, ahora si mi vida se acabó, sentía que me ahogaba, ya no sirve que compré un vuelo, si estaba claro, que yo no le hacía falta como él me aseguró, esa noche. Tengo que poder vivir sin él... “Siempre digna, levanta la frente y camina erguida”, era una mezcla entre mi voz interna y mi madre que hablan en mi cabeza. Tomé un taxi a la salida, cuando él chofer me consultó para donde iba, yo le indiqué la dirección de mi edificio. En el trayecto pasamos por un Home Centers. Le pedí al chofer que se devolviera, que necesitaba comprar algo. Antes de bajarme le supliqué que me esperará, que no apagará el... Esa cosa que dice cuánto vale el viaje, yo le iba a pagar el monto que saliera. Que solo iba por un par de bolsas para la basura y volvía para continuar con la ruta inicial. Y esa, era Mi intención, solo comprar un paquete de bolsas para basura. Pero, pasé por el pasillo de herramientas y no me contuve, eché un martillo, una sierra eléctrica, un plástico protector, unos galones de pintura, me fui al pasillo de menaje para cambiar la loza, seguí recorriendo el lugar para tomar un paquete de ropa de cama, hasta la cortina del baño. No sé cómo, terminé con tantas cosas en el carro ¡Ah! Cierto, me faltan las bolsas de basura. Él taxista aún me esperaba, había entrado a la tienda, para verificar si todavía estaba ahí o era una estrategia para no pagar la carrera. Al salir y llegar a su automóvil tuvimos que acomodar mis compras, casi nos faltó espacio para que todo cupiese. Entró todo, no sé cómo, pero cupo mi arrebato. Cuando llegamos a mi edificio, él chofer me ayudó a subir las cosas a mi apartamento. Fue muy buena onda, por eso se lo ganó, una generosa propina.

            Llamé a María, que era mi nana, de hace mil años. le pedí que viniera urgente, que necesitaba su ayuda. Cuando llegó me ayudó a sacar la ropa del Benjamín, ni era tanto tampoco, si con suerte los fines de semanas se quedaba conmigo, era muy raro que viniera en la semana, siempre tenía una excusa para no venir o para irse. Después de recordar eso, con más ganas decidí recuperar mi hogar, le di todo lo que me recordaba a él. La verdad tuve que llamar a un camión de la empresa, para que se la llevaran todas las cosas a la casa de María, lo único que dejé fueron las cosas que tengo en mi mini–oficina, que tengo instalada en una de las habitaciones. Se llevó la cama, el comedor, los sofás, el comedor, la ropa de cama, los cuadros... la encimera de la cocina ¡Puta! no pudo llevársela, es muy complicado sacarla. Pero, si no fuera por eso, yo habría gozado, mirando como la sacaban. Porque es, el lugar que en ocasiones remplazaba a la cama. Muchas veces la ocupamos para hacer el amor ¿El amor? ahora me resulta un chiste.

            Al final hice lo que él quería, regalar mis cosas, pero no fue por irme con él, sino por la rabia que me provocaban ver esos objetos, me hacen recordarlo. Cuando terminaron de sacar las cosas, comencé a pintar, hace años que no hacía esto. Se sentía reconfortante, en cada brochazo intentaba borrarlo de mi vida, al igual que él lo hizo conmigo. Sí, era neto y puro despecho, de sentir que todas sus palabras solo eran mentira, esa noche dormí en el suelo, mirando el cielo de mi apartamento llegue a pensar que lo debería vender e irme a otro, uno nuevo donde nada me recordara a él, pero resolví, que no, que yo era fuerte, que podría hacerlo, podría vivir ahí sin él.

            Al día siguiente me dolía todo, literalmente todo. Creo eso sí, que mi dolor emocional era muchas veces peor que mi dolor corporal, por haber dormido en el suelo. Me fui al gym, parece que toda la gente había desaparecido junto con él o yo me había vuelto ciega. Una vez en la oficina intenté mantenerme firme, aparentar, que había dado vuelta la página, junto con Michelle y Alisa, elegimos nuevos muebles, mandé unos maestros a hacer unas modificaciones a mi apartamento, los cuales se van a demorar una semana. Así que decidí irme a la casa de mis padres. Mi mamá estaba feliz, al fin su bebé volvía a casa, yo le dije que no se hiciera ilusiones que solo era pasajero por un par de días.


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